lunes, 7 de julio de 2008

Bariloche; 06:20 am


La verdad no creo tener todas las respuestas. De hecho no sé si tengo respuestas. Lo que si es concreto, es que tengo un millon de preguntas.
Vilumbro lo que podría ser alguna posible respuesta a eternos interrogantes. Al fin y al cabo entendí que las respuestas (al igual que cada una de las preguntas) están solo dentro de cada uno. Lo externo es el modo por el cual podemos llegar a encontrar las respuestas. Herramientas hay muchas. Todos elegimos lo más acorde a nuestra creencia o perspectiva. pero creo que todos buscamos saciar esa duda inmensamente humana.
En fin. Hoy me encuentro bien, captando un montón de señales, que de a poco van tomando forma en mi interior. Dejandomé tranquila por momentos, y totalmente impaciente por otros. Pero me alegro de estar conectándome conmigo, de sentir bienestar en mi soledad, y de afrontar una realidad: la palabra soledad no es tan terrible,ni tan fría,ni tan vacía. Todo lo contrario. Terrible es la violencia que vivímos, siendo tantos y conociendonos tan poco. Fría es la noche sin techo, la indiferencia, la mirada del hambriento. Y vacía... vacía está la gente que no tiene respeto por los demás, porque si no lo tiene por los demás, no lo tiene por sí mismo. Pero no la soledad... gracias a ella tenés la posibilidad de encontrarte, de saber quien sos. Y no me refiero a la soledad en el sentido figurado de : " no tengo amigos, no tengo pareja, que solo estoy". No. La soledad es un estadío del alma. Si lo pensamos bien, toda nuestra vida transcurre en soledad. Soy yo con el mundo, y lo mismo para todos. Las relaciones que entablamos en el " pasar por el mundo" así sea familia, amigos, parejas, conocidos, sobn todas compañias. Que independientemente de nosotros, tienen también su soledad, y su mundo interno.
Hoy estoy en plena soledad conmigo, y estoy bien.
Extraño mucho a alguien, y lo tengo muy lejos. Pero ésta es una de las respuestas que encontré. El por qué de haberme ido de Buenos Aires, de haber dejado en eso a tan valioso ser... porque me estaba buscando. Yo me estaba buscando, y hasta no encontrarme y hacer las pases conmigo misma, no puedo pretender que alguien vuelva a quererme. Me tengo que hallar, para simplemente volver a ser yo, renovada y más grande, con el corazón listo para afrontar el devenir. Fortalecido porque lo nutrí de mi. Y no hay mejor arma para enfrentar al mundo, que uno mismo. Y sin cometer el error de tomar la última oración como un atropello contra todo, no hablo de violencia. Hablo de ser un guerrero todos los días, con todo y en todos los aspectos de la vida. Y si se elige ser un guerrero de luz, es muy posible que el mundo ande mejor.
Cuando mi alma esté lista y mi corazón anuncie un nuevo latir, recién ese será el momento de volver. de vestir el atavío de la guerrera que sé que soy, y marchar tras mi sueño.

viernes, 4 de julio de 2008

Sublime Abedul


Caen, hermosas, como sin vida. Llenando mi campo visual de la más sutil dulzura. Flotando se entregan al aire, y danzan juntos por unos segundos. Y allí abajo las espera el suelo, su lecho, del cual nacieron.
Las nubes de éste día, la inmovilidad de los árboles, el silencio que me rodea... me hacen sentir en el limbo. En la vida sin tiempo. Y cuánto me gusta, cuanto deseo que se detenga el universo. Curarme del mundo, purificar mi alma. Volver a los más primitivos sentimientos, a ver todo por primera vez. Despojar mi mente de turbios pensamientos, de lejanos recuerdos, y recientes dolores...
Pero el teléfono suena, y como un flechazo en la mente, siento que vuelvo al presente. Mis ganas de hacerme un ovillo en el vientre materno se esfuma, dejándome tan sola en éste mundo que gira.
Ahora escucho al viento, y dejo que me acaricie. Siento como la vida me colma y pretende salir por mis poros, pero no dejo que salga. La conservo dentro mio y me alegro de quien soy.
Hoy la soledad me trajo paz, me hizo cerrar los ojos y verme nacer, crecer, y volver a creer.
Porque la vida es ésta, y ésta es mi vida; la de un simple ser que en la tarde aburrida, descubrió la magia escondida en una simple caída.